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domingo, 22 de enero de 2012






ENCRUCIJADA

Caminos tiene el futuro
a elegir, pero en la vida
nadie tiene la partida
ganada ni está seguro.
Casi siempre existe un muro
que te encierra en la estacada.
Por eso, en la encrucijada,
no es bueno estar impaciente.
Al final sólo el presente
cuenta, lo demás no es nada.
© Valeriano Franco (del Poemario "Detrás de la Memoria")



lunes, 26 de diciembre de 2011

CONTRA CORRIENTE















Al principio la luz, la mariposa,
el filo de la llama, el pan primero,
el ansia de la espiga en el granero,
el prodigio del hambre en cada cosa.


Después del vuelo de la sed fogosa
quiso saciarse con el mundo entero.
Pero en sus alas de volar ligero,
unas veces la espina otras la rosa.


Presa de todo viento y torbellino
en soledad remó contra corriente
hasta encontrar el firme de la arena.


Y hoy que el atajo es sólido camino,
que el agua turbia se alejó del puente,
sólo fatiga miel en la colmena.
__________________________________________________
© Valeriano Franco (del Poemario "Detrás de la Memoria")




miércoles, 6 de abril de 2011

DIECISEIS  MESES Y MEDIO
                       









  

                                              A Leonard                    

Tan frágil  como la gota
que necesita del  río.
Ese  beso de rocío
que cuando amanece brota.
La música, en una nota,
de todo un jardín en flor.
Pequeño gran ruiseñor
que canta sin partitura.
Un torito de miura
que se lidia con amor.

jueves, 17 de marzo de 2011

Presentación  de Poemario

Queridos amigos:

Tengo el placer de invitaros a la presentación de mi poemario DESDE LA INTEMPERIE, que tendrá lugar el próximo día 30, miércoles, a las 19:30 en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, (C/ Leganitos, 10, 1º, dcha. de Madrid).

José López Rueda, eminente escritor y poeta, autor del prólogo, será el presentador.

Leeré algunos poemas del libro y me gustaría poder contar con vosotros en esta ocasión.
Os esperamos,
Un abrazo,
Valeriano Franco

martes, 15 de marzo de 2011













CUANDO EL AMOR


Del pétalo de fuego:
la simiente
del campo de trigales a la espera.
Del grito de la piel:
la vez primera
que llegas al incendio de repente.
Del aire del volcán
incandescente
que quema y que te extingue: la frontera
que debes alcanzar.
                                  La sementera
del flujo desbordado de la fuente.


Después, cuando el tornado ya es sosiego,
rescoldo de la fragua,
y abatida
quemadura en bodega de buen vino,
jamás te olvides que sembraste el fuego
del goce sudoroso
y de la herida
que harán mover la piedra del molino.

sábado, 22 de enero de 2011

PERIODO DE CRISIS
















A estos pobres que vagan perdidos
les dan…
¿qué les dan? ¿qué les dan?
Les dan paro, las sobras, migajas,
hipotecas de acero molido
que abrigaron refugio,
hoy, cartones, baldosas mojadas,
ilusiones huidas,
agujeros, zapatos ociosos,
barrizales mugrientos,
y unas manos con ojos de niño
que reclaman
e ignoran qué ocurre allá afuera.
A esos,
por favor, que les den, por lo menos,
lo que un día fue campo sembrado
en espera del cálido trigo,
y que empiecen, ya mismo,
a borrar del camino
esa ley que robó la esperanza
de llegar por la tarde, cansado, al refugio
del fuego amoroso.


Y a esos otros vestidos de oscuro
o vaqueros a raya,
con gomina estirada o la testa pelona,  
los de móvil, persiana y despacho
en último piso
donde sube el poder a orearse,
que les den…
sí, sí, sí, que les den…,
que les den, por arriba y abajo,
por delante y detrás,
que les den con la ley que cosecha miseria,
la que ceba con bonus la bolsa
y se esconde en los cielos fiscales.
A esos crápulas, fieras corrupias,
traficantes al margen,
elegantes pandillas catervas de espanto
que trituran al mundo la vida,
que se comen la piel del cordero
y la sangre que huele
a sudor y a torcida cintura,
la que mana, sencilla y sin tregua,
la que llega a esos tigres rampantes
a espuertas,
la que amarran con cepos al barco negrero
y con ella se engordan, se engordan, se engordan,
mientras la hacen parir, si es preciso,
cesárea incluida.
A esos,
que les den… ¿Que les den?
no, no, no,
que les echen del huerto a pacer en rastrojos,
que le apaguen la sed insaciable de firmas y nombres,
que les metan en sótanos negros,
que les aten al olmo más duro caído,
que, a su espalda, le suelden la bola del mundo,
que derrapen la cuesta del monte con hielo,
y también que confiesen que son los ladrones,
y lo digan, subidos arriba,
en la torre, el estrado o púlpito, cuando
esté a tope la calle, la iglesia y la plaza del pueblo.
Y además, que devuelvan las llaves y el oro
que cotiza el infierno del hambre,
mientras crecen y crecen y crecen...
las acciones del cielo indecente
que escondieron en bancos con nombres fantasma.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuando el silencio grita en la penumbra













¿Quién dijo que el silencio es mudo
cuando el horror
de sangre derramada
es la única potencia salvadora?

Os llevaré a la cueva de la historia
a escuchar el silencio
de los héroes testigos del desastre,
los que aún gritan
por qué pacen los bueyes
cunetas y ribazos
donde el tumulto de los huesos
espera aún las lápidas con nombre.

Porque  decidme,
¿Quién habló más
hasta desgañitarse,
sin llegar a decir una palabra
cuando la vio
enhiesta sobre el monte?
            ¿No fue el picapedrero a la intemperie,
            aquel que puso en pie, con sangre,
la aterradora Cruz que otea el Valle,
la que impasible escucha los lamentos
de los Caídos
que ya son sólo húmeda ceniza?

¿Quién  habló más, estando mudo,
 cuando escuchó los gritos
 del cuadro de Guernica?
            ¿No fue quien vio llegar
al Juez inapelable y a su escolta
en hartos bombarderos,
los de las negras cruces en la panza,
para sembrar   
su cólera bendita
hasta dejar afónico al espanto
que sólo halló refugio en el infierno?

¿Quién puede hablarme más,
desde el silencio,
que el agitado inerte mármol de la losa,
tallada sin su nombre,
bajo la que se esconde, ya,
sólo memoria?

¿No fue el  que enloqueció
cuando la cólera rabiosa
y el férvido silbido del obús
cazaban sombras y trincheras?
¿No fue aquel inexperto en despilfarro
de gritos silenciosos
a quien marcó el dolor inútil
que arrastra la contienda,
y tiene que esconderse en el subsuelo
sin derramar la furia que gangrena?  
                       
Pero ya veis que aquella altiva Cruz
sigue en la cumbre,
que el tonante Guernica
está colgado de la historia
y los obuses,
que tanta carne joven incendiaron,
son ya chatarra vieja
que no puede aturdir. 
como entonces, la  puerta a la trinchera,
y sin embargo
son esos gritos los que escucho
cuando el silencio llega a la  locura
del delirio y no encuentra una respuesta
al frío incandescente de sus nombres
y al temblor agustiado
de la anónima tierra que aún los cubre.

martes, 19 de octubre de 2010

A DESTIEMPO























Fue soñador altivo de querencias
y hoy músculo en reposo estremecido.
Con planes sin vencer, lejos del lago
donde su barca naufragó sin rumbo,
marcha, a destiempo, en busca de un camino
donde aún el empedrado esté caliente. 

Quien codició fugaces ambiciones 
por atajos de auroras donde ardía
la savia que fue abrigo del deseo,
la que sólo es memoria de impotencia,
hoy reclama aquel grito para el monte
que entregó tanto afán a tantos valles.

Si envuelto en torbellinos habitados
debatió, hasta el derroche, la tormenta,
donde guardaba el vértigo la gloria,
para alcanzar la lumbre del enigma,
no va a quedarse quieto entre los juncos,
porque la urgencia suba por el margen.

Siente que queda aún fuego en la ceniza,  
también que no se agitan tempestades
del mar embravecido y sin refugio,
que las campanas tocan a silencio 
cuando la soledad hiere la lumbre,
y el horizonte empuja hacia la sombra.

Pero si al sol le queda el rayo verde,
si aún gritan los racimos que maduran
gota a gota en el páramo tardío, 
aunque la fuente brote de la arena,
¿por qué impedir al agua del desierto
que riegue las palmeras del oasis?



jueves, 6 de mayo de 2010

ATRAPADOS
















(En recuerdo de Bartleby, el Escribiente, personaje del relato de Herman Melville, que con una sola frase repetida, hizo su resistencia pasiva.)


Catorce veces
dijo: Preferiría no hacerlo,
y un golpe de impotencia sonó mudo,
dueño de todas las respuestas.
Cuando el enigma sujetó el silencio
ya nadie supo abrir aquel vacío.
Indefensos el orden y el poder,
un derroche kafkiano entró de pronto:
¿Resistir frente al muro sin gritarle?
¿Cerrar a cada puerta la salida?,
¿Por qué desborda el pozo, sin agravio,
y cede la esperanza hasta el suicidio?

También detrás de su mampara,
se instala entre los muros
aquel que amordazado habita
entre destellos capitales de fortuna
y sube al escenario a interpretar el drama
que en la escena se enciende sin pretexto.
Y el insaciable actor, verdugo,
el que ignora clemencias
cuando abrevian su mórbido sosiego,
se refugia en la irónica mentira
del compasivo espíritu indecente
e indaga la presencia
del débil jugador invicto.
Cuando ya lo que importa es el abismo,
y el calvario agoniza,
el final no dispone más salida
que recoger al huérfano en su seno
como carta devuelta
que no encontró destinatario.
Cuando el punto de fuga es absoluto,
quedarse quieto en el vacío, es la esperanza
de poner en peligro las columnas
que mantienen en pié
la frágil fuerza poderosa del sistema
que codicia voraz cada latido
del hombre hasta exprimirlo.


Después de la partida,
vaciado el exterminio gota a gota,
el luchador enano entre gigantes,
se pregunta:
¿Por qué querer tocar las líneas paralelas
donde escribe su nombre el infinito?
¿Por qué subir hacia la nada
y escapar del dolor por el silencio?
Si estamos atrapados para siempre
sin vencer en la meta inaccesible,
¿Cómo intentar vivir, sin congelarse,
en el fuego apagado de la ausencia?

domingo, 21 de marzo de 2010

DESENCANTO
















De tu calle, tu aroma y tu pisadas.
De tu puerta, el lugar donde bebimos
el seductor perfume de los dioses.
Todos los cielos con los que soñamos.
Los frutos más jugosos de los que comimos

Hoy de aquel huerto sólo quedan
luna entre nubes,
ausencia, soledad y el olvido.
Quimera de las sombras
es hoy el sol de aquellas ilusiones
de las que antaño sedientos estuvimos.
La piedra clave y los sillares
del viento en que volamos, arena y polvo son
por donde voy sin rumbo fugitivo
en busca del misterio que responda
por qué salió la noche a mediodía
por qué dejamos apagar el vino.

Cansado de subir tantas caídas,
si nunca volveré a pisar tu calle,
ni habrá una torre para hacer el nido,
a qué este empeño por beber la savia
que se agotó una tarde, ya hace tiempo,
cuando al miramos no nos conocimos.

sábado, 13 de marzo de 2010

TIERRA DE INDEFENSOS


Aquí hubo un terremoto
de siete coma no se cuánto
hace más de dos meses.

Otra vez sale el sol, pero hay basura a espuertas.
La aurora grita en la ventana
que es sólo un agujero desde entonces.
De nuevo el gallo canta
ahora en un corral lleno de escombros.
La vieja gata abre su boca, da un maullido largo,
y espía el basurero que huele a camposanto.
Famélicos ratones,
afilaron colmillos, y crecieron
hasta llegar a ratas dictadoras.
Se despereza el perro
en la garita derribada,
mira con ojos llenos de preguntas,
y aguarda, sin repuesta, la voz de un dueño
inexistente.
Pero también aquí hubo un hombre
que hasta ayer uncía su ganado,
cuando aún el sol estaba ausente,
para salir a despertar la tierra,
y hoy solo puede arar
la desmesura del desastre.
Aquí también un niño
exigía impaciente la fuerza salvadora,
y una mujer se la entregó
hasta cegar la ausencia de su fuente,
porque no había más luz para esa noche.
Después, cuando esa madre,
sólo pudo abrazar
a la inerte y fría sangre desgajada ,
ya todo quedó oscuro.

Y yo, que desconozco
quién falla las sentencias sin fiscales,
a ése, a quien proceda,
al martillo de juez irrevocable,
quiero hacer esta pregunta
por si el aire detiene alguna vez,
el furioso y brutal golpe
de su mazo:
Cuando ha quedado muda la esperanza,
las lágrimas calientes se congelan,
el abrazo es la sed que agota la intemperie,
en esa tierra de indefensos,
¿Dónde tiene el refugio la justicia?


Felicidades EMILIO


Mi felicitación más efusiva, amigo Emilio, por tu premio. Personalmente me siento doblemente emocionado ya que el premio lleva el nombre de un poeta con el que me he identificado desde que comencé con la poesía: Blas de Otero. De sus duros, furiosos y trascendentes sonetos me empapé de joven y aún me siguen conmoviendo. Emilio, felicidades. Es un honor y un lujo tenerte como amigo y compañero en la Asociación. Tu saber y generosidad son un estimulo. Espero leer tu libro cuanto antes.
Gracias

miércoles, 17 de febrero de 2010


TODO PUEDES GOZAR
como la vez  primera,
si en el rescoldo aún arde la ceniza.

Si en el rescoldo aún arde la ceniza,
no importa que la noche codicie estar a oscuras,
porque despertarán, recién nacidas,
las tormentas que te hicieron
tan gozosa la luz de las heridas.

Si en el rescoldo aún arde la ceniza,
te abrigará otra vez, en los mullidos prados,
el tibio sol que fue la melodía
de tantas madrugadas que se fueron
cuando la ausencia, el frío y la sequía.

Si en el rescoldo aún arde la ceniza,
el monte que fue cumbre enhiesta tanto tiempo,
y el valle, tantas veces miel y harina,
volverán al perfume incandescente
para que el fuego llene el surco de la sima.

Si en el rescoldo aún arde la ceniza,
aunque se apaguen
los fértiles caminos en la huída,
se encenderán de nuevo, porque siempre,
queda rescoldo donde ardió la encina.

viernes, 8 de enero de 2010

CUANDO NO QUEDA NADA QUE PERDER


¿Y qué
si el sol no nace por Oriente?
¿Y qué
si el día es noche hasta la noche?

Para prender de nuevo otro minuto
cuando ya no te queda fuego dentro,
¿qué importa que haya luz si estas a oscuras?

Esa furia sedienta
que temblorosa sale del misterio,
¿qué vale a esas alturas del espanto?

Indómito dolor
haber vivido así cada segundo,
pendiente de la cuerda, en una horca,
sabiendo que allá abajo,
justo al fondo,
no hay firme para el pie
ni brazos que te ablanden la caída.

Para llegar a un mundo sin segundos,
cuando no queda nada que perder,
¿qué importa si la luz cambió de norte?

viernes, 20 de noviembre de 2009

NIÑA SORPRENDIDA MIRANDO SU CASTILLO



Amigo Javier:
Tal vez porque en la foto veo a alguien que me resulta muy, muy próximo y de una edad similar, me he puesto con ello y me ha salido esta decima, a las 12 de la noche pasadas. Espero os guste y os inspire. A mi nieta, si se la cuento como un cuento, seguro que le encanta.
Un abrazo
Valeriano Franco
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NIÑA SORPRENDIDA MIRANDO SU CASTILLO

¿Qué hay arriba, en la pared?
Sus ojos tan abstraídos
están de allí suspendidos
como si tuvieran sed.
Quien está es Vuestra Merced,
y os mira por vez primera.
No la de dejéis allí fuera,
pues si va al castillo y pasa,
os dejará en vuestra casa
de nuevo la primavera.
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Valeriano Franco

martes, 10 de noviembre de 2009

LA COÑA DEL JUBILADO (bien pagado)



(sin ánimo de aludir ni molestar)
Dejar que los demás trabajen duro
mientras tú puedes irte de jarana.
No volver a tomar más valeriana
y olvidarte de estrés en el futuro.

Dormir a pierna suelta y, sin apuro,
hacer aquello que te venga en gana.
Hasta ser un poquito tarambana,
si es cierto lo que afirman tan seguro.

Así las cosas, añorar la empresa
y coger depresiones de caballo,
es no tener ni pizca de talento.

Recibir cada treinta tu remesa,
y no estar hasta allí de dar el callo,
eso es vivir y lo demás es cuento.
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©Valeriano Franco

lunes, 26 de octubre de 2009

CARTA PARA LEER POR EL CAMINO


A Emilio Porta
Llegará el huracán del ojo ciego,
torbellino incendiario de preguntas
e intemperie apagada de respuestas.

La altiva fortaleza de los triunfos
será carne de viento sin refugio,
los planes derrochados cada día
en cubierta tendrán lecho de mástil.

Galáctico viajero de lo andado,
penitente antifaz de lo vivido,
dolor en cruz paciente de inocencia,
cementerio de lápidas sin nombre,
sombra de fe y carámbano desierto.

Ojeador de la urgencia de mil soles
en mañanas de nieves incendiadas,
presencia de martillos a destajo
para el brote callado del otoño
que fuerza la presencia del misterio.

Bebedor en los robles del amigo
donde la soledad se hace una estrella
de sangre dolorida entre las olas
y lago de esperanza hacia los labios.

Niño de brazos y músculos de puerto,
gozarás del camino fatigado.
La fuerza al fin estrenará el milagro
cuando las águilas arrullen gritos
con el amor abierto entre las alas.

¿Importa el cementerio de las trampas?
Barajaste la meta y la fatiga,
las cartas del otoño que están muertas,
ya cotizan al alza tu existencia.
__________________
©Valeriano Franco

jueves, 8 de octubre de 2009

TARIMA PARA UN AUSENTE


Qué suerte, amigo, tienes tú
que oteas horizontes desde arriba.
No puedo yo decir lo mismo.
Allí, tu voz es llama
que sabe cómo arder
vírgenes brotes
en esa inmensa fragua diminuta
de calientes perfumes expectantes.
Afortunado tú que puedes
enderezar los laberintos
que habitarán la luz
cuando lleguen al sol de la avaricia.

Yo, en cambio, ando a rebusco
por negras parameras.
Persigo el grano ausente
entre terrones carcomidos,
donde el muro es ya altivo refugio de la noche
y el paso luminoso, hasta hace poco,
hoy es camino derribado
que ya no sabe de esperanza.
Afortunado tú
y los que como tú,
aún pueden caminar
por el redondo aroma que amanece.

© Valeriano Franco

martes, 6 de octubre de 2009

SOLTAR AMARRAS


Mi testamento, amigos, es muy simple:
Vivir hasta que el cuerpo aguante.
Después polvo sembrado por el huerto;
que sea en primavera
cuando la sangre grita y se hace llama:
Me gustaría estar caliente
como cuando salí a comer el mundo
hace mil años
y a la puerta del sol por la mañana
los besos hacían cola cada noche.

Si es hora de jugar con el futuro
y apostar sin más baza que el silencio,
no debe costar tanto
dejar la máscara en la orilla,
tomar la vieja nave
y atravesar el lago sin retorno.

Porque cuando la vida la has pasado
subido a la pregunta ansiosamente
sin alcanzar el fuego del misterio,
ansías el pregón de la trompeta
y ver la última carta
que cierra la partida que jugaste
con alguien que no existe y te hizo el truco
de sacar del sombrero una paloma.

© ValerianoFranco

sábado, 20 de junio de 2009

ENCARNACION HUERTA PALACIOS




A Encarnita

ENCARNACION para que pueda el verso
hacerse carne hasta sentirse vida,
llevar gozo al dolor cuando la herida
es luz y noche, nada y universo.

HUERTA para sembrar. Para el perverso
torrente seco en busca de crecida,
siempre a la espera de una amanecida
con buena siega en campo tan adverso.

PALACIOS los que habitas desde ahora
donde ninguna luz ya te es ajena,
pues tienes en tus manos los espacios

de par en par abiertos a la aurora.
Ese campo que ves desde tu almena
es tuyo ENCARNACION HUERTA PALACIOS.
______________
© Valeriano Franco

viernes, 5 de junio de 2009

TIEMPO DE CRIPTOGRAFIA


Entré por la sacristía
al mogollón de la fiesta.
Me aceptaron en la orquesta
por el Don de la abadía.
Cantarás la melodía
que a la corte celestial
toca la banda oficial.
Les canté. Y por buen gregario,
llegué a ser un numerario
destacado en la coral.
Canté de todo y un día
les canté canción protesta.
Diez años. Se te indigesta
toda la criptografía.
El púlpito pretendía
ponerle al viento bozal.
Así que solté el ramal
puse en fecha el calendario,
devolví el devocionario
y me cambié de canal.
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© Valeriano Franco

miércoles, 13 de mayo de 2009

RESISTIR


¿Dónde el tiempo
sin murallas ni tormentas?
¿Qué saben ya las torres
de urgir al sol
cosechas tan granadas?
Yo sé que si la luz regresa a la penumbra
y el ruido de la nada
es un espejo sin futuro,
sólo queda esperar a que se rompa.
Pero también sé
que el día va más fuerte
si resiste a la noche que lo empuja
a las tinieblas.
_________________
©Valeriano Franco

LA MEJOR AÑADA



Sarmiento joven de la cepa vieja.
Estepa amarga en el primer camino.
Prodigio del altivo campesino
que maduró al fervor de cada queja.

Tierra fecunda que partió la reja.
Vendimia ardiente de oloroso vino.
Las manos que movieron el molino
para llevar la miel hasta la abeja.

Al otro lado ya del horizonte,
los remos rotos de romper los vientos,
sigues arando surcos de otra vega.

Aquí, con la tormenta en todo el monte,
cuidamos de tus cepas y sarmientos
para llenar de vino tu bodega.

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© Valeriano Franco

lunes, 11 de mayo de 2009

VIOLINES DESAFINADOS TOCANDO EL VIOLÓN, A RITMO DE HAIKU, con perdón



La democracia/ sube cagando leches/ montaña abajo.

Ladrillo al dente./ La corrupción se queda /sin pareados.
La faltriquera./ La paloma está herida/ del ala izquierda.
Mantel de lujo./ Los mercaderes venden/ el Mare Nostrum.

¡Ah, el burladero!/ Salen a darse un aire/ las cornamentas.
Sacar de banda./ Por la izquierda lo juegan/ con dos pelotas.
Meterla dentro./ Por la derecha lo hacen/ con vaselina.

Bonete lleno./ En la Bolsa a la venta/ Euros Benditos.
Rico y sin curro./ Con el paro se compra/ la Biblia en verso
Toca a rebato./ Las campanas voltean/ ya sin badajo.

Somos modernos./ La democracia tiene/ por fin bastardos.
Jódete hermano,/ para subir al cielo/ hay que apuntarse.
Todos contentos./ Siempre acaba la fiesta/ matando al toro.

_______________________
© Valeriano Franco

jueves, 7 de mayo de 2009

UN APRENDIZ DE HORTELANO



Cebollas y coliflor,
pepinos y calabazas,
tomates de varias razas
e hinojo para el olor.
Por si faltaba sabor
le planté también poesía;
-un poco de chulería
de este poeta inexperto-.
Y ahora resulta que el huerto
me da versos cada día.
_______________
© Valeriano Franco

viernes, 24 de abril de 2009

GRACIAS, MUJER



Gracias, mujer, por tu amor,
caliente juego, boca, sudor, fuerza y susurro,
donde han sido suspiros
mañanas de mil veces todo un mundo.

Por tu persona, fuego largo,
con tiempo para un día luz,
después miel y armonía,
listo a querer brindar con beso joven
mi caos y tu cielo.

Por tu fiesta conmigo para siempre,
agua feliz amiga todavía,
palabra vida, cuando el miedo,
donde a menudo me habla el viento
sin sonido.

Porque en la noche, duro otoño,
eres mi luna grande en vacaciones,
siempre cita y aventura,
mi suerte imán y territorio.

Porque contigo la ilusión, parada y fuerte,
y mi grito, río libre, música poesía,
también la lluvia fina en los inviernos,
y el vino, pasión loca,
hasta el secreto cansado sin preguntas
del niño fácil, ya valiente,
ahora rico y maduro,
como canción en sueño de verano.

Sin ti, qué torpe nada, rota y triste
de silencio sin espera.

Sin tu voz, qué viaje frío a pie,
destino idiota,
de un loco viernes solitario
al sol que ya se pone tras la tarde.
______________
© Valeriano Franco

MANANTIAL



Aunque sólo eres un grano,
un día tu sementera
dejará sobre la era
la fatiga del verano.
Si caminas por el llano
a penas sabrás del viento.
La vida es del avariento;
bebe y sáciate del todo,
quien camina de otro modo,
andará siempre sediento.
_______________
© Valeriano Franco

EL JARDÍN



Tiene un pruno y tres rosales.
Cinco lilos, una higuera
y tres hayas arrogantes.
Un tilo que se hace sombra
cuando el sol cruza la calle.
Un negrillo y dos cipreses
sacando filo a sus sables.
Jazmines llenos de nieve
y tres esquinas galantes
donde pícaros tajetes
cogen a zinias del talle
mientras petunias abiertas
a geranios palpitantes
dan celos a las begonias
cada vez que se abre el baile.
También tiene siete hortensias
y la siesta por las tardes.
Pero sólo a mi jardín
llegan bandadas de ángeles
cuando sigo tus pisadas
por la hierba que pisaste.
Allí sólo el arco iris
le da cintura a los árboles,
porque sólo si estás tú
mi jardín corre el aire.
_______________
© Valeriano Franco

jueves, 23 de abril de 2009

LA PALABRA



Si tengo la palabra,
tengo la luz
de la flor de la vida,
aunque penumbra
del todo de la nada.
Al nacer,
me traigo la palabra.
Al vivir,
me tomo la palabra
Al morir,
¿cómo me llevo la palabra?
_______________
© Valeriano Franco

lunes, 24 de noviembre de 2008

AUSENCIAS


Habían terminado de cenar. Fermín recogía la mesa. Manuela estaba en la cocina.
- Este fin de semana me voy a acercar a Burgos, al cementerio. Qué menos que una vez al año - dijo Fermín.
- De acuerdo. Pero ten cuidado, estos días hay mucho tráfico -comentó Manuela- Se oía el ruido del agua que caía en fregadero.
- Te lo había dicho la semana pasada, ¿no?. Y que conste que me voy solo.

Es domingo. Femín regresó muy tarde, casi a media noche. Cuando entró en casa, abrió sin ruido la puerta, dejó la maleta en el salón y se dirigió al dormitorio. No encendió la luz para no despertar a Manuela. Con la luz de la calle, la habitación estaba en penumbra. Se acercó a su mesilla de noche. Observó que no había nadie en la cama. Salió al pasillo. La llamó en voz alta. Nadie respondió. Encendió todas las luces. La ventana de la terraza del salón estaba abierta y entraba un aire fresco que molestaba.
_______________
© Valeriano Franco

domingo, 23 de noviembre de 2008

TIEMPOS DIFÍCILES





Este sábado, de noche, por fin, regresó mi padre. La niebla estaba baja, hacía mucho frío y llovizna. Es pleno invierno. Tres años ha estado fuera. No le había vuelto a ver desde que se lo llevaron. Está envejecido. Casi no le reconozco. Pase lo que pase, después de lo de esta mañana en la escuela, no estoy arrepentido.
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La historia empezó mucho tiempo atrás, hace más de cuatro años. Entonces yo, aún no tenía once y, excepto el frío y las nevadas, todo cambió en el pueblo al irse Don Esteban y llegar los nuevos maestros, Don Manuel y Doña Paula. Son matrimonio. Mucho más jóvenes. Él, siempre muy tieso, como si desfilara. Un bigote diminuto, muy recortado; con el pelo aplastado, peinado para atrás. Cuando habla, siempre lo hace en voz alta y da la impresión de que te está regañando.
El primer cambio que hacen, es separar a los chicos de las chicas. Luego los cantos marciales por la mañana, antes de la clase: todos, en fila, brazo derecho en alto, bien extendido. Mientras nos hace cantar himnos patrióticos, pasea a lo largo de la fila. Siempre con aquella regla de madera en la mano. Cuando la coge por los dos extremos, la dobla, y si alguno baja el brazo, o no canta, le cae un reglazo en la cabeza, que suena como una bofetada.
- Para que se te despejes –le dice- .
Yo los he probado más una vez. Nunca he sentido fervor por esas canciones. Sus letras siempre me han parecido tonterías que suenan a mentira y engaño.
Con don Esteban, al que en el pueblo apodaban el republicano, las cosas eran totalmente diferentes. Cuatro años estuve con él. Con él empecé. No recuerdo demasiadas cosas con precisión, pero sí algo muy agradable que espero no olvidar nunca: el aire de sus clases y su imagen explicando.
Don Esteban se entendía muy bien con mi padre. Los libros que le prestaba, mi padre los guardaba bajo llave, en el armario del dormitorio.
- Hay que andar con cuidado, vivimos tiempos difíciles –decía-
En cambio, no hacía buenas migas con don Felipe.
- La catequesis, señor cura, debe darse en la iglesia. Como Vd. sabe, ahora la enseñanza es laica. Así que, cada cosa en su sitio.
Aunque mi padre y el cura tenían ideas opuestas, se llevaban bastante bien. Sus discusiones, acaloradas, no pasaban de ahí.
- Vamos a ver, don Felipe, si Dios existiera y fuera así como Vd. dice, infinitamente bueno y justo, este mundo debería ser una maravilla. Pero este mundo, Vd. lo sabe, es una mierda. Yo creo que su Dios es tan desconocido para nosotros como nosotros lo somos para él.
- Antonio, Antonio - voy a tener que rezar mucho por ti para que no te condenes - le decía, reprochándole.
Pero lo peor llegó con la guerra. La guerra lo trastocó todo. Cuando el pueblo cambió de bando, a don Esteban lo destituyen fulminantemente. Luego, las denuncias y las detenciones. A mi padre se lo llevan varios meses después de la llegada de los maestros. Fue al amanecer. Casi de noche. Había nevado. Aquella fue la mayor redada.
Cuatro años. ¡De cuántas cosas me he ido enterando durante todo este tiempo¡. Hasta hace bien poco, para mi era un misterio lo que mi padre podría escuchar por la radio cada noche: primero, con auriculares, por la de galena y luego, con el oído pegado al altavoz, como si temiera algo por escuchar lo que decían, en aquella con ojo mágico, la que, durante todo un año, fue componiendo con las piezas que, sospechosamente para algunos, le traía el cartero cada semana. ¡Ah, y luego las habladurías por lo de la antena de aire tendida por todo el tejado¡.
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Hoy es lunes. Mi padre ya está levantado cuando salgo para la escuela. Ha nevado por la noche pero, no hace mucho frío. Está despejado. La torre de la iglesia se recorta con perfiles nítidos por encima de las casas. El nido de las cigüeñas está nevado y vacío. Subo por la calleja. Nadie ha pasado aún por allí. En algunos sitios me hundo hasta la rodilla.
Ya no cantamos antes de las clases. Sólo la consignas, escritas en letra gótica, permanecen en la parte de arriba de los encerados y se cambian todos los meses.
Cada banco tiene dos tinteros de loza blanca. Este lunes el frío del fin de semana ha congelado la tinta.
-Toño, tráelos a descongelar -me dice el maestro, señalándome con el dedo-.
La estufa está encima de la tarima, muy cerca de su mesa. De dos en dos los voy colocando al calor, encima de la chapa metálica.
- ¿Qué tal tu padre, Toño? - me pregunta cuando dejo el último par.
- Bien, en casa –respondo- .
- Ya ha vuelto ¿no?.
- Si, llegó el sábado por la noche.
- ¿Sabes que tu padre ha tenido mucha suerte?. Gracias a don Felipe, que ha salido por él, que si no... porque, lo que hacía era muy grave, supongo que ya estarás enterado –me dijo- Lo dijo, muy serio, como amenazando. Noté rabia y desprecio en su palabras, como si él hubiera querido otro final. Me quedé frente a él, firme, mirándole a los ojos. Toda la furia se me subió a la garganta. Lo solté de golpe, como un disparo.
- Vd. es un cabrón hijo de puta. Tiene razón la gente cuando dice que fue Vd. el que lo hizo– Se quedó inmóvil, mirándome pero, no me dijo una palabra.
Después, yo, di media vuelta, me acerqué al banco, cogí mi cartera de tela gris y salí a la calle.
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© Valeriano Franco