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martes, 15 de marzo de 2011













CUANDO EL AMOR


Del pétalo de fuego:
la simiente
del campo de trigales a la espera.
Del grito de la piel:
la vez primera
que llegas al incendio de repente.
Del aire del volcán
incandescente
que quema y que te extingue: la frontera
que debes alcanzar.
                                  La sementera
del flujo desbordado de la fuente.


Después, cuando el tornado ya es sosiego,
rescoldo de la fragua,
y abatida
quemadura en bodega de buen vino,
jamás te olvides que sembraste el fuego
del goce sudoroso
y de la herida
que harán mover la piedra del molino.

2 comentarios:

Emilio Porta dijo...

La armonía y exactitud de tus versos, Valeriano...y la sonoridad, el ritmo...hacen que leerte - y escucharnos al leerte - sea siempre un ejercicio de paz, sosiego y renacer interior, sobre todo cuando, una vez más, el contenido llega dentro. He dicho cosas de tí, tan claras, que solo puedo añadir una raya más a las votaciones que yo mismo me hago en mi archivo Valeriano Franco, escritor y poeta.
Un abrazo, querido amigo.

Valeriano Franco dijo...

Gracias, querido Emilio:
Como sabes, lo hemos comentado en el blog muchas veces (en el tuyo más), para mi, un poema, para que llegue, debe tener sentimiento y contenido, que diga algo entendible, o intuible, aunque no se comprenda totalmente , pero también, ritmo, tono, armonía, sonoridad, imágenes, metáforas... Cuando todo eso está en EQUILIBRIO vislumbramos lo poético.
Yo lucho por conseguirlo. Pero qué difícil llegar a la victoria en esta pelea. Porque aunque “sé” cuándo la he alcanzado, muchas veces no sé cómo conseguirla. Tus comentarios me ayudan a seguir en el camino. Gracias por ello.
Un abrazo,
Valeriano