A Emilio Porta
Llegará el huracán del ojo ciego,torbellino incendiario de preguntas
e intemperie apagada de respuestas.
La altiva fortaleza de los triunfos
será carne de viento sin refugio,
los planes derrochados cada día
en cubierta tendrán lecho de mástil.
Galáctico viajero de lo andado,
penitente antifaz de lo vivido,
dolor en cruz paciente de inocencia,
cementerio de lápidas sin nombre,
sombra de fe y carámbano desierto.
Ojeador de la urgencia de mil soles
en mañanas de nieves incendiadas,
presencia de martillos a destajo
para el brote callado del otoño
que fuerza la presencia del misterio.
Bebedor en los robles del amigo
donde la soledad se hace una estrella
de sangre dolorida entre las olas
y lago de esperanza hacia los labios.
Niño de brazos y músculos de puerto,
gozarás del camino fatigado.
La fuerza al fin estrenará el milagro
cuando las águilas arrullen gritos
con el amor abierto entre las alas.
¿Importa el cementerio de las trampas?
Barajaste la meta y la fatiga,
las cartas del otoño que están muertas,
ya cotizan al alza tu existencia.
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©Valeriano Franco