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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuando el silencio grita en la penumbra













¿Quién dijo que el silencio es mudo
cuando el horror
de sangre derramada
es la única potencia salvadora?

Os llevaré a la cueva de la historia
a escuchar el silencio
de los héroes testigos del desastre,
los que aún gritan
por qué pacen los bueyes
cunetas y ribazos
donde el tumulto de los huesos
espera aún las lápidas con nombre.

Porque  decidme,
¿Quién habló más
hasta desgañitarse,
sin llegar a decir una palabra
cuando la vio
enhiesta sobre el monte?
            ¿No fue el picapedrero a la intemperie,
            aquel que puso en pie, con sangre,
la aterradora Cruz que otea el Valle,
la que impasible escucha los lamentos
de los Caídos
que ya son sólo húmeda ceniza?

¿Quién  habló más, estando mudo,
 cuando escuchó los gritos
 del cuadro de Guernica?
            ¿No fue quien vio llegar
al Juez inapelable y a su escolta
en hartos bombarderos,
los de las negras cruces en la panza,
para sembrar   
su cólera bendita
hasta dejar afónico al espanto
que sólo halló refugio en el infierno?

¿Quién puede hablarme más,
desde el silencio,
que el agitado inerte mármol de la losa,
tallada sin su nombre,
bajo la que se esconde, ya,
sólo memoria?

¿No fue el  que enloqueció
cuando la cólera rabiosa
y el férvido silbido del obús
cazaban sombras y trincheras?
¿No fue aquel inexperto en despilfarro
de gritos silenciosos
a quien marcó el dolor inútil
que arrastra la contienda,
y tiene que esconderse en el subsuelo
sin derramar la furia que gangrena?  
                       
Pero ya veis que aquella altiva Cruz
sigue en la cumbre,
que el tonante Guernica
está colgado de la historia
y los obuses,
que tanta carne joven incendiaron,
son ya chatarra vieja
que no puede aturdir. 
como entonces, la  puerta a la trinchera,
y sin embargo
son esos gritos los que escucho
cuando el silencio llega a la  locura
del delirio y no encuentra una respuesta
al frío incandescente de sus nombres
y al temblor agustiado
de la anónima tierra que aún los cubre.

12 comentarios:

La Solateras dijo...

Impresionante poema de denuncia, Valeriano. Todavía están amordazados esos gritos y se inhabilita a los jueces que intentan desatar la mordaza. Menos mal que quedan voces como la tuya.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Denuncia profunda y emotiva...¡Qué buen poema, Valeriano!

Un besito.

Mila

Mari Carmen Azkona dijo...

“ son esos gritos los que escucho
cuando el silencio llega a la locura

de la anónima tierra que aún los cubre.”

Impresionante poema Valeriano, es necesaria cada una de las palabras para avivar la memoria.

Uno de los momentos amables que me brinda mi trabajo es la cercanía con las personas. Me regalan sonrisas, palabras y recuerdos. Al leer este poema me acordé de un anciano al que conocí. Él me dijo que jamás pondría sus pies en el Valle de los Caídos, porque construyéndolo murieron compañeros suyos. No entendía que se le llamara monumento, que estuviera incluido, como una excursión sin más, en las guías de viaje...Sin embargo, yo le entendí perfectamente. Recuerdo como asomaban sus lágrimas...yo, igual que él y por él, jamás pondré un pié en ese valle.

Gracias por poner voz a los olvidados y a mi anciano.

Besos y abrazos.

Valeriano Franco dijo...

La Solateras:
Amiga, es mi forma de ver las cosas que a uno le queman aún por dentro.
Un abrazo,
Valeriano

Valeriano Franco dijo...

Querida Mila:
Emotivo para mí por lo que personalmente me ha tocado, sobre todo en la última parte.
Un abrazo,
Valeriano

Valeriano Franco dijo...

Querida Mari Carmen:
! Tantos están vivos sólo en el recuerdo ¡
Tratar de que ese recuerdo permanezca vivo, se les identifique uno a uno y no se diluyan en el olvido, es lo que se pretende, y si de paso consigue eso mismo en quien lo lea,es lo que pretendo.
Gracias, amiga, y un abrazo,
Valeriano

Enrique Gracia Trinidad (EGT) dijo...

Cómo me interesa lo que escribes, Valeriano. ¿Para cuándo tu libro?
¿Ves como tú eres de los que puedes escribir como te parezca bien? (lo digo por tu comentario en mi último artículo del blog)
A los que sabéis lo que hacéis os está permitido hacerlo y nada hay que decir. Aplausos de verdad.

Enrique Gracia Trinidad (EGT) dijo...

No hay quien comente en tu otro blog. ¿Algún problema?
Un abrazo.

Emilio Porta dijo...

Sabes que valoro profundamente tu Literatura, Valeriano. Y a ti como persona. Si se trata de significados, cambiémos los significados. Pero igual que nos aterró que los taliban destruyeran el Buda Gigante de Afganistán, me aterraría que demolieran esa cruz, y yo me considero agnóstico. Cambiémos los significados de las cosas, pero no destruyamos lo construído. La Basílica, en sí, es un monumento. Triste quizás fue la Historia de su construcción, como lo fue la de las Pirámides de Egipto, que son Patrimonio de la Humanidad. Yo si he estado en el Valle de los Caídos, hace tiempo. Y creo que debe ser un monumento de recuerdo a todos los caídos en una guerra terrible que debemos superar. No estoy contra el fondo ni la forma del poema, líbreme la Vida. Y no soy, precisamente, un seguidor de la Iglesia ni de ningún tipo de fundamentalismo religioso o político. Pero no creo que la Basílica se deba cerrar, la Cruz demoler, aunque si darle un significado diferente. Tampoco creo que se deban demoler las Catedrales, por mucha sangre que hayan costado, ni las pirámides aztecas, en las que se arrancaba el corazón por los sacerdotes a 80.000 prisioneros sojuzgados cada año.
Es un tema duro. Pero la Historia es dura. Y no podemos hacer tabla rasa de ella. Espero que no malentiendas mis palabras, lejos de una postura política diferente a la tuya. Por lo demás, el poema, es desgarrador.
Un fuerte abrazo.

Valeriano Franco dijo...

Amigo Emilio:
Tú me conoces y sabes cómo pienso. Efectivamente las obras de arte trascienden más allá del tiempo y de sus creadores y cuando salen a la luz son ya de los que las contemplan y de la historia. Pero ¡ojo¡, su significado no puede ser cambiado porque sean obras de arte. Hay temas objetivos que no podemos, ni debemos, ni hacer subjetivos, ni olvidar, por muy obras de arte que sean, es mi opinión. Y por eso ni soy un iconoclasta ni un talibán, Dios me valga. Como a ti, me aterraría que se destruyera una sola obra de arte, la haya creado quien la haya creado.
Lo que he querido hacer es otra cosa bien distinta. He querido traer a mi memoria lo que bulle, y no descansa, desde hace mucho, en mi cabeza. Porque aún hay mucha memoria a la que le falta un sitio donde reposar definitivamente. Lo que he hecho, o pretendido hacer, es traer a mi presente el recuerdo de tres momentos diferentes donde la tragedia ha tenido lugar fieramente y donde la emoción me tiene capturado. Lo que he escrito está hecho con “las tripas”, porque así me ha llegado, así me lo han trasmitido y aún tengo pendiente de digerir. Pero lo he hecho sin ánimo de ofender a nadie. Y dentro del respeto a toda obra de arte por la que daría lo más querido de mí para que siga siendo eso, una obra de arte. Querido Emilio, eso ha sido todo y espero que me haya explicado. ¿Desgarrado? La memoria que presento es desgarrada, de un lado y de otro de la frontera. Aunque puede que, al día de hoy, el desgarro sea más evidente en uno que en otro.

Valeriano Franco dijo...

Querido Enrique:
Tener el privilegio de poder ver escrito por ti que lo que yo escribo te interesa, es un honor.
Mi libro, por fin, estará editado y en mis manos, en febrero. Ya os informaré de sus presentaciones a las que espero que nuestro colectivo me honre con su presencia.
Un abrazo, maestro
Valeriano

Nelken Rot dijo...

Para encontrarnos con el alma herida es necesario salirse de la rutina, el reloj, los semáforos.

Es necesario llegar al silencio para escuchar el grito.

Ambulantes del dolor transitamos por la urbe y es una sombra, una penumbra, en mitad de la nada, la cruz en un valle, la que desata toda nuestra ira.

20 sandías de ira para pesar ese silencio, ese dolor.

un abrazo Valeriano.

Nelken