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sábado, 22 de enero de 2011

PERIODO DE CRISIS
















A estos pobres que vagan perdidos
les dan…
¿qué les dan? ¿qué les dan?
Les dan paro, las sobras, migajas,
hipotecas de acero molido
que abrigaron refugio,
hoy, cartones, baldosas mojadas,
ilusiones huidas,
agujeros, zapatos ociosos,
barrizales mugrientos,
y unas manos con ojos de niño
que reclaman
e ignoran qué ocurre allá afuera.
A esos,
por favor, que les den, por lo menos,
lo que un día fue campo sembrado
en espera del cálido trigo,
y que empiecen, ya mismo,
a borrar del camino
esa ley que robó la esperanza
de llegar por la tarde, cansado, al refugio
del fuego amoroso.


Y a esos otros vestidos de oscuro
o vaqueros a raya,
con gomina estirada o la testa pelona,  
los de móvil, persiana y despacho
en último piso
donde sube el poder a orearse,
que les den…
sí, sí, sí, que les den…,
que les den, por arriba y abajo,
por delante y detrás,
que les den con la ley que cosecha miseria,
la que ceba con bonus la bolsa
y se esconde en los cielos fiscales.
A esos crápulas, fieras corrupias,
traficantes al margen,
elegantes pandillas catervas de espanto
que trituran al mundo la vida,
que se comen la piel del cordero
y la sangre que huele
a sudor y a torcida cintura,
la que mana, sencilla y sin tregua,
la que llega a esos tigres rampantes
a espuertas,
la que amarran con cepos al barco negrero
y con ella se engordan, se engordan, se engordan,
mientras la hacen parir, si es preciso,
cesárea incluida.
A esos,
que les den… ¿Que les den?
no, no, no,
que les echen del huerto a pacer en rastrojos,
que le apaguen la sed insaciable de firmas y nombres,
que les metan en sótanos negros,
que les aten al olmo más duro caído,
que, a su espalda, le suelden la bola del mundo,
que derrapen la cuesta del monte con hielo,
y también que confiesen que son los ladrones,
y lo digan, subidos arriba,
en la torre, el estrado o púlpito, cuando
esté a tope la calle, la iglesia y la plaza del pueblo.
Y además, que devuelvan las llaves y el oro
que cotiza el infierno del hambre,
mientras crecen y crecen y crecen...
las acciones del cielo indecente
que escondieron en bancos con nombres fantasma.