Páginas

viernes, 8 de enero de 2010

CUANDO NO QUEDA NADA QUE PERDER


¿Y qué
si el sol no nace por Oriente?
¿Y qué
si el día es noche hasta la noche?

Para prender de nuevo otro minuto
cuando ya no te queda fuego dentro,
¿qué importa que haya luz si estas a oscuras?

Esa furia sedienta
que temblorosa sale del misterio,
¿qué vale a esas alturas del espanto?

Indómito dolor
haber vivido así cada segundo,
pendiente de la cuerda, en una horca,
sabiendo que allá abajo,
justo al fondo,
no hay firme para el pie
ni brazos que te ablanden la caída.

Para llegar a un mundo sin segundos,
cuando no queda nada que perder,
¿qué importa si la luz cambió de norte?