Páginas

lunes, 26 de octubre de 2009

CARTA PARA LEER POR EL CAMINO


A Emilio Porta
Llegará el huracán del ojo ciego,
torbellino incendiario de preguntas
e intemperie apagada de respuestas.

La altiva fortaleza de los triunfos
será carne de viento sin refugio,
los planes derrochados cada día
en cubierta tendrán lecho de mástil.

Galáctico viajero de lo andado,
penitente antifaz de lo vivido,
dolor en cruz paciente de inocencia,
cementerio de lápidas sin nombre,
sombra de fe y carámbano desierto.

Ojeador de la urgencia de mil soles
en mañanas de nieves incendiadas,
presencia de martillos a destajo
para el brote callado del otoño
que fuerza la presencia del misterio.

Bebedor en los robles del amigo
donde la soledad se hace una estrella
de sangre dolorida entre las olas
y lago de esperanza hacia los labios.

Niño de brazos y músculos de puerto,
gozarás del camino fatigado.
La fuerza al fin estrenará el milagro
cuando las águilas arrullen gritos
con el amor abierto entre las alas.

¿Importa el cementerio de las trampas?
Barajaste la meta y la fatiga,
las cartas del otoño que están muertas,
ya cotizan al alza tu existencia.
__________________
©Valeriano Franco

jueves, 8 de octubre de 2009

TARIMA PARA UN AUSENTE


Qué suerte, amigo, tienes tú
que oteas horizontes desde arriba.
No puedo yo decir lo mismo.
Allí, tu voz es llama
que sabe cómo arder
vírgenes brotes
en esa inmensa fragua diminuta
de calientes perfumes expectantes.
Afortunado tú que puedes
enderezar los laberintos
que habitarán la luz
cuando lleguen al sol de la avaricia.

Yo, en cambio, ando a rebusco
por negras parameras.
Persigo el grano ausente
entre terrones carcomidos,
donde el muro es ya altivo refugio de la noche
y el paso luminoso, hasta hace poco,
hoy es camino derribado
que ya no sabe de esperanza.
Afortunado tú
y los que como tú,
aún pueden caminar
por el redondo aroma que amanece.

© Valeriano Franco

martes, 6 de octubre de 2009

SOLTAR AMARRAS


Mi testamento, amigos, es muy simple:
Vivir hasta que el cuerpo aguante.
Después polvo sembrado por el huerto;
que sea en primavera
cuando la sangre grita y se hace llama:
Me gustaría estar caliente
como cuando salí a comer el mundo
hace mil años
y a la puerta del sol por la mañana
los besos hacían cola cada noche.

Si es hora de jugar con el futuro
y apostar sin más baza que el silencio,
no debe costar tanto
dejar la máscara en la orilla,
tomar la vieja nave
y atravesar el lago sin retorno.

Porque cuando la vida la has pasado
subido a la pregunta ansiosamente
sin alcanzar el fuego del misterio,
ansías el pregón de la trompeta
y ver la última carta
que cierra la partida que jugaste
con alguien que no existe y te hizo el truco
de sacar del sombrero una paloma.

© ValerianoFranco